CARBONO AZUL EN MÉXICO

Las playas y dunas son los lugares dinámicos en donde se amortiguan las interacciones entre mar, tierra y atmósfera y en donde hay gran acumulación de sedimentos transportados por corrientes marinas y vientos: granos de arena de distintos tamaños o granos de origen biológico, especialmente calcáreo, producto de la desintegración de los arrecifes de coral y de conchas de moluscos. Las playas son ambientes de alta energía dominadas por el oleaje; se  localizan en el nivel más bajo y el más alto de la marea (incluyendo niveles de tormenta), en donde hay gran dinamismo en el transporte de sedimentos: hacia el mar (erosión), hacia la tierra (sedimentación) y a lo largo de las costas (corrientes de deriva). En la playa superior se localiza la mayor parte de la vegetación de estos ambientes. Detrás de las playas se encuentra una estructura geomorfológica terrestre (una duna, un acantilado u otro tipo de comunidad vegetal como puede ser un humedal o una selva o incluso, construcciones). Las primeras dunas se denominan embrionarias y se forman cuando el viento que acarrea arena encuentra un objeto como puede ser una planta, un tronco, etc.; varias de estas pequeñas dunas continúan interceptando arena, y crecen hasta unirse formando un cordón, detrás del cual están las dunas propiamente dichas. La topografía de la duna representa el equilibrio entre el movimiento de la arena por el viento (erosión o depositación) y la cobertura de vegetación –movimientos que pueden durar horas, semanas, meses, estaciones del año o ciclos de varios años. Esto forma una variedad de microambientes en donde se desarrollan manchones de vegetación de distintas edades, siendo los principales fijadores de sustrato y dando comienzo a las sucesiones ecológicas de las comunidades vegetativas terrestres.

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